
Los de la Colombes dieron otra vez un enorme respaldo al tricolor
EDWARD PIÑÓN
Allá en la Colombes se formó la "sociedad del bolsilludo". Saltan todos al mismo tiempo. Cantan los niños, las mujeres y los veteranos.
Allá en la Colombes parecen estar pegados. Forman grupos unidos por banderas, por brazos que agitan bufandas o camisetas.
Allá en la Colombes hay trapos nuevos, se nota por el brillo de los colores. Están los trapos que acompañan desde largo tiempo. Y los que parece que todavía se resisten a no desaparecer.
Allá en la Colombes hay una sola garganta cuando cantan "vamos tricolores, vamos". Y se forma un eco cuando los jugadores mandan hacia arriba la mayor alegría: el gol.
Allá en la Colombes no sienten frío. No los hace callar ni el bombazo de Pintos, ni siquiera el peor pase que se pueda ver de un jugador de fútbol. Allá hacen lo suyo, que no es otra cosa que darle "para que tengan" los bombos y las trompetas.
Y nadie descansa. Todos saltan. Todos cantan. Allá en la Colombes está la sociedad del bolsilludo. La que aprovecha un cántico de guerra de los violetas para transformarlo en el más hiriente de todos los festejos. Porque el "tueeertooo", da lugar al "mueeertooo".
Allá en la Colombes están de fiesta. Pero de principio a fin. Como lo anuncian en la canción que habla de su festejo en el Parque Central aunque la Policía no lo quiera. Allá en la Colombes no hay lugar para otra cosa que no sea "dar todo por Nacional".
Ovación digital







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