Ovación/Deportes


Daniel Rosa

Afirmar que Gerardo Pelusso aguardaba con expectativa una derrota sería una exageración. Sin embargo, sí se puede concluir en que era la oportunidad que estaba esperando para meter mano en el equipo.

Mientras Nacional ganaba, el semblante del técnico tricolor era adusto, excusándose en reiteradas ocasiones de hablar con los medios porque se lo notaba contrariado. Cuando respondía preguntas, muchas veces lo hacía en tono ofuscado. El argumento era que el equipo ganaba, estaba primero y seguía recibiendo críticas por lo mal que jugaba. Él lo sabía mejor que nadie, pero no encontraba los méritos suficientes para variar. Al fin y al cabo, lo que se le exige al equipo grande es que gane y lo estaba haciendo.

Ver el banco de suplentes ante Bella Vista resultaba surrealista. Alexis Viera, Mauricio Victorino, Pablo Caballero, Diego Arismendi, "Matute" Morales, Sergio Blanco y el "Cacique" Medina esperaban su oportunidad de jugar. Con todos esos titulares afuera, igual se ganó.


Para el encuentro ante Liverpool hizo una variante. Devolvió a la titularidad a Arismendi y no fueron pocas las voces que se alzaron para denunciar la injusticia que se hacía con Roberto Brum. Pelusso comprobó entonces aquello de la manta corta.

Tras la caída ante los negriazules apareció un Pelusso más sereno, reflexivo, ya sin tener que escuchar la afirmación de que habían ganado sin jugar bien. Fue todo lo contrario. Nacional había mejorado y aun así perdió.

El floridense estaba tranquilo principalmente porque había encontrado el momento para meter los cambios que entendía necesarios, ahora con el respaldo de un mal resultado. Y los hizo.

Serán cinco variantes, es decir medio equipo. Un cambio tan radical de un partido a otro no puede explicarse sólo en un resultado y menos cuando el equipo funcionó mejor que en otros encuentros. Es, en todo caso, una señal de que Pelusso no estaba conforme con lo que veía, pero respetaba a quienes mantenían al equipo invicto, primero y con luz.

Aunque parezca un contrasentido, la sensación que dejó Pelusso durante esta semana es que con la primera derrota le llegó la tranquilidad y en cierta forma se la transmite a los hinchas de Nacional. Al fin esta tarde podrán decir que ahora sí estarán en el campo los jugadores que consideran deben ser titulares.

Ante Rampla estará el mejor equipo que puede armar Nacional.


El País Digital