La fatalidad de la defensa de Nacional a los 7' del primer tiempo sentenció al equipo. Tiró por la borda lo planificado y puso a Cruzeiro en ventaja, fuera de contexto. El gol de Regueiro da respiro.

Pasividad, fallo en la distancia, distracción, quién sabe lo que pasó. Coates no llegó a cerrar un pase en profundidad y el partido cambió. A los 7', cuando la historia estaba comenzando, lo planificado se echó a perder.

Thiago Ribeiro aprovechó el error de la defensa tricolor, punteó el balón sobre la salida de Muñoz y anotó el primer gol del partido. De allí en más se sufrió. El mismo delantero brasileño convirtió los siguientes dos goles, tras un cabezazo y un remate al borde del área, para que el primer tiempo terminara con un 3-0 doloroso.

Acevedo tuvo que cambiar la cara. Varela se tironeó y tuvo que salir y Viruta Vera entró para darle más peso al equipo arriba. La historia poco cambió. Se disfrutaron 7' solamente, el resto de los primeros 45', olvidables.

El segundo tiempo cambió la cara de los hinchas, por lo menos un poco. La amargura del 0-3 no fue tanta cuando, después de un mano a mano que se perdió Vera, Regueiro descontó tras pase de Matute.

El 3 a 1 final sigue siendo bravísimo de remontar, pero deja esperanzas. El gol de visitante, por reglamento, tiene otro valor que antes no tenía. Un 2 a 0 pone a Nacional en cuartos de final de Copa. Nada fácil, pero si se hacen mejor las cosas está al alcance.

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