La paternidad le sienta bien...
El nacimiento de su hija incentivó a un Matías Rodríguez que está invicto en clásicos.
DANIEL ROSA
Hace poco Felicitas convirtió a Matías Rodríguez en padre por primera vez. Nació en Buenos Aires, pero ahora está en Montevideo junto a él y su señora. Lo llenó de felicidad y además tuvo una incidencia mayúscula (según él mismo lo reconoce) en su rendimiento. Ahora la paternidad la ha extendido al plano futbolístico, porque con la victoria clásica del domingo por 3-0 tiene un registro de cuatro triunfos y ninguna derrota ante el tradicional rival.
"Nooo, no me hagas decir nada de eso", dice Matías con vergüenza cuando se le pregunta si lo siente así. Tiene perfil bajo, regala modestia desde todo punto de vista y es un tipo con el que hacer una entrevista no se transforma en algo frío, sino prácticamente en una conversación de café. "El clásico es el partido que todos queremos ganar y por suerte a mí me tocó ganar los cuatro que jugué", llega a admitir aunque con los ojos clavados en el piso, como si estuviera expresando una blasfemia. "Todos sabemos que ganar cuatro clásicos en forma consecutiva es muy difícil, pero a mí me tocó. Llegué hace un año y medio y tuve la suerte de integrar excelentes planteles que han llevado a Nacional a estar siempre bien arriba".
Recuerda que cuando arribó a Uruguay lo hizo a prueba, con Gerardo Pelusso como técnico. El debut fue en Florida, ante el seleccionado de ese departamento. "Llegué con el antecedente de jugar como volante y lo hice en el primer partido, pero terminé de lateral derecho y ahí quedé". Su primer clásico fue el 14 de diciembre del año pasado, por el Apertura, y fue victoria por 1-0. Jugó 75 minutos como volante por derecha y lo más importante es que esa tarde Nacional cortó una racha de tres clásicos oficiales sin triunfos. Allí nació la actual de cuatro victorias.
Su segunda imposición ante Peñarol llegó el 17 de enero de este año, cuando por la Copa Bimbo Nacional se impuso 2-1. Fue titular y jugó los primeros 45`. La tercera fue la del pasado Clausura, el 24 de mayo (3-2). Desde el lateral izquierdo se transformó en una de las figuras del partido, metiendo el pase de gol para el 2-2. Y el cuarto fue el del domingo, con una gran actuación por la banda zurda, transformándose nuevamente en figura.
La gran virtud que tiene este argentino de 23 años (14 de abril de 1986) es su versatilidad. "Es el `Hueso` Romero de este plantel", dicen desde la interna tricolor. Actuó de volante, de lateral por las dos bandas e incluso inició este Apertura como zaguero, con excelentes rendimientos, que lo han llevado a ser uno de los más parejos del plantel. "Sé que este año, en el segundo semestre más que nada, jugué bastante bien y eso pasa más que nada por una cuestión mental. Yo creo que si uno está motivado y bien anímicamente, en la cancha lo demuestra con buenas actuaciones", dice. "Que mi familia viniera a Montevideo influyó muchísimo, porque en los primeros meses, cuando ellos estaban lejos, me costó mucho. Una vez que se vinieron fue una gran alegría". Con la llegada de Felicitas comenzó otra etapa de su vida. "La paternidad me cayó muy bien. La verdad es que vino con el pan debajo del brazo, como se dice".
Papá en el hogar y también en el campo de juego, aunque a él le dé vergüenza admitirlo.
El lunes tiene agendada una artroscopia El título está ahí, al alcance de la mano, pero todavía faltan algunos pasos por dar. Lo que sí tiene asegurado Matías Rodríguez es una visita al quirófano. El lunes, al otro día que termine el Apertura (si no hay desempates), será sometido a una artroscopia para retirarle los meniscos rotos que tiene en la pierna derecha y que estuvo a punto de impedirle jugar el clásico y lo que queda del Apertura. La rodilla la tuvo trabada hasta el fin de semana anterior, cuando la pierna le volvió a la normalidad. La operación le impedirá jugar al menos 20 días, pero estará pronto para hacer la pretemporada.
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