Para desnivelar al "pincha", Nacional precisa que desborden Rodríguez y Domínguez


EDWARD PIÑÓN

No es casualidad, Nacional ha tenido su mejor exposición futbolística cuando a Nicolás Lodeiro se le presenta una interesante variedad de caminos para elegir.

Con el "10" como dueño de la pelota, la verdadera manija se pone en acción si no queda encasillado en la necesidad de tener que pasar por delante de una barrera prácticamente infranqueable de tres hombres.

Encerrado y sin el panorama adecuado para encontrar una vía de escape, Lodeiro termina tirando a la olla o perdiéndola mucho antes por tratar de desequilibrar de manera individual.

El mejor momento de Lodeiro fue cuando Álvaro Fernández se convirtió en una topadora por la derecha y cuando el argentino Federico Domínguez se desprendía del fondo como si tuviera un viento de 100 kilómetros impulsándolo desde la espalda.


Allí, Lodeiro tuvo más libertad para moverse y, naturalmente, mejor visión para encontrar la ruta más apropiada para llegar hasta el arco.

Debido a ello, en este choque crucial por la Libertadores la decisión de Pelusso -si es que no se produce ningún cambio de última hora-, parece la más adecuada. Buen pie por izquierda con Domínguez y mucha potencia por derecha con Rodríguez.

Si a eso se le suma que el "Morro" García es más agresivo en su juego, el trabajo de pívot del "Cacique" Medina será muchísimo más productivo. Es sencillo: una cosa es tener que bajar pelotas para poca gente y otra muy diferente ser el primer receptor de una jugada que puede tener varias variantes.

Con este estilo, es obvio que la tarea defensiva del adversario se dificultará muchísimo más de lo que sucedió en La Plata, cuando a los zagueros a lo único que lo obligaron fue a romper todo con la cabeza.

Además, con algo de memoria, también hay que recordar que esto no es materia nueva para el tricolor. Es claro: Lodeiro los tiene que hacer jugar, pero el resto se tiene que mostrar para que eso ocurra.


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