
Días de gloria Las batallas del Río de la Plata
JOSÉ MASTANDREA
"Ahhh.... esos partidos eran muy distintos a los de ahora. Era otro fútbol, era otra historia... eran batallas", recuerda con emoción Juan Martín Mujica, una de las grandes figuras que tuvo Nacional a lo largo de su historia.
Fue, como tantos otros, un ganador empedernido. Fuerte, recio, con personalidad, con una pegada fenomenal, pero también un jugador leal, frontal, bien intencionado, con el sello que caracterizaba a los defensas uruguayos de aquellos años.
Hoy, admite que sigue de cerca la campaña de Nacional. "Veo todos los partidos que puedo. No, al estadio no voy... no da. Miro el fútbol que quiero por televisión, sin tomar frío".
También admite que este choque con Estudiantes de la Plata lo hizo viajar al túnel del tiempo.
"Eran bravísimos esos partidos. Todo era muy distinto a lo que es ahora. Eran más fuertes, más trabados, eran planteles conformados por jugadores maduros que hacía mucho tiempo que jugaban juntos. Cuando ganamos la Libertadores llevábamos cuatro y tres años juntos, nos conocíamos de memoria. Y con ellos (Estudiantes) pasaba lo mismo. ¡Si ya habíamos jugado la final del `69 y éramos los mismos jugadores dos años después! Hoy eso no pasa, cambian de equipo cada seis meses", dice en tono de protesta.
Lo que más recuerda era el entorno que se vivía en cada duelo rioplatense. "Uhhhh... había que ir allá en aquellos días... no era fácil. Ya sabíamos lo que nos esperaba. Ellos dejaban solo un pasillito para entrar al estadio. Teníamos que caminar treinta, cuarenta metros en fila india. ¡Imaginate! Nos puteaban, nos hacían de todo. Nos tiraban vasos llenos de orín. Sabíamos que si jugábamos en La Plata, teníamos que llegar temprano al estadio porque teníamos que bañarnos antes de jugar el partido. Nos orinaban de arriba a abajo", dice. 
También recuerda a Juan Ramón Verón. "Ustedes hablan del hijo... el padre jugaba diez veces más. ¡Ese sí era un fenómeno! No le podías dar un metro. Jugaba de puntero, enganchaba para adentro y ¡chau! El hijo no tiene nada que ver con el padre. Y no era el único. Madero, Malbernat, Conigliaro.... Bilardo. Era flor de equipo, pero nosotros teníamos un cuadrazo, por eso ganamos. Porque éramos mejores y teníamos mucha personalidad, jugadores de temple", afirma convencido.
"Con esto no quiero decir que lo de antes era mejor ni que lo de ahora es peor: era distinto, nada más. Era otra época, otro fútbol, acá jugaban los mejores de América. Zezé (Moreira) había traído a Celio, a Manga, jugadores de la selección, (Miguel) Restuccia trajo a Artime, a Prieto... yo que sé, era un equipazo", dice con orgullo. Y dentro de ese equipazo estaba él. Y muchos más: Montero Castillo, Ildo Maneiro, Julio César Morales, Luis Cubilla, Juan Carlos Blanco, Luis Ubiña, todos jugadores que eran titulares en la selección uruguaya.
Los recuerdos aparecieron en un abrir y cerrar de ojos. Como si el tiempo se hubiese detenido. Lo mismo pasó con Juan Masnik, otro de los hacedores del Nacional del `71, un pilar que logró lo que pocos alcanzaron: salir campeón de América y del Mundo en sólo seis meses. "Yo tenía cierta ventaja sobre mis compañeros. Conocía de memoria a los de Estudiantes. Cuando llegué a Nacional ya había jugado diez clásicos con ellos. Los había sufrido y los había disfrutado porque gané cuatro y perdí cuatro... más parejo no podía haber sido", dice el mercedario.
"Los conocía más que el `Pulpa` (Etchamendy) y hasta tuve que hablarle de los defectos y las virtudes que tenían", rememora.
"¡Esos sí que eran partidos! No había respiro y pasaba de todo. Adentro y afuera de la cancha. Eran partidos cerrados. Ellos (los de Estudiantes) nos habían ganado 1 a 0 en La Plata y nosotros acá 1 a 0, cuando tuve la suerte de marcar aquel gol. Con ese triunfo nos fuimos al desempate en Lima. Fue lo más lindo porque estaban agrandados", dice. Y agrega: "en Los Céspedes se leía El País y allí vemos, `qué lindo es darle la vuelta en la cara`. ¡Era Pachamé el que había declarado en el aeropuerto que nos venían a ganar! Después, cuando les ganamos, lo esperé en el medio de la cancha. Le toqué el hombro y le dije: `Pacha... dale... da la vuelta olímpica que yo te aplaudo. Me mandó a la puta que lo parió.... (se ríe) y le dije... `mirá que si no diste la vuelta acá, no la das más. ¡Y no la dio! Les ganamos flor de partido en Lima. Manga sacó cada pelota... si nos hubiesen hecho un gol, nos ganaban. En aquella época, hacías un gol y la pelota desaparecía. Faltaban cincuenta minutos y terminabas jugando diez, se las quedaban los suplentes o la tiraban a la tribuna, era bravísimo ganar", dice.
Masnik, al igual que Mujica, destaca la solidez del equipo, la madurez de sus hombres, la capacidad que tenía en todas sus líneas. "Estaba muy bien armado Nacional. Jugamos trece partidos y sólo recibimos cuatro goles ¡uno solo de cancha!, el que nos hizo Romero en La Plata. Después fueron dos goles de penal y uno en contra de Ancheta. Hicimos 27 goles, era flor de cuadro", afirma convencido.
Fueron días de gloria. Para Nacional y para el fútbol uruguayo. Fueron, también, recordadas batallas del Río de la Plata, donde los equipos de Uruguay y Argentina se turnaban en ganar la Copa Libertadores de América.
Hoy, 38 años después, Nacional vuelve a verse la cara con Estudiantes de la Plata. Dos grandes en una mano a mano que ya se empieza a vivir con nostalgia, pero también con mucha pasión.
Pelos y señales Juan Masnik ex jugador y técnico El 2 de marzo cumplió los 66 años. Fue zaguero en el Nacional que ganó la Copa Libertadores de América y la Intercontinental en 1971. También dirigió a los tricolores con buen suceso en los `80. Fue uno de los pilares en la campaña del `71.
Juan Martín Mujica ex jugador y técnico Hoy tiene 65 años. Fue lateral zurdo en el Nacional Campeón de América y el Mundo en 1971. También fue el técnico de Nacional cuando obtuvo la Copa Libertadores y la Intercontinental en 1980. Ganó todo como jugador y como entrenador.
Nacional le cortó la racha a estudiantes Estudiantes de La Plata obtuvo su primera Copa Libertadores de América en la edición de 1968, cuando venció en la final al poderoso Palmeiras de Brasil. Antes, en semifinales, había derrotado a Racing de Avellaneda, el campeón de la temporada anterior.
La racha ganadora de los "Pincharratas" siguió en 1969. Allí, en recordadas finales, dejó por el camino a Nacional que ya apuntaba a ganar la Copa.
El tricolor había perdido dos finales: en 1964 y en 1967, la del `69 sería la tercera derrota en la última instancia, pero también, sería un punto de inflexión para armar al poderoso equipo dos años después.
La revancha de Nacional llegó en la Copa de 1971. Otra vez Estudiantes, otra vez una definición reñida. En el tercer partido en Lima, el tricolor venció, ganó su primera Libertadores y cortó la hegemonía de Estudiantes.
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