Si nos remitimos a la historia el primer hincha nació en el Club Nacional de Football y fue un empleado del club que se dedicaba a inflar las pelotas (hinchaba los balones de fútbol), esta persona “arengaba” continuamente al equipo, su voz prevalecía ya que sus pulmones eran muy fuertes por su trabajo; fue así que el publico decía “como alienta el hincha”.
Tratando de llegar a encontrar la diferencia entre un “hincha” y un “simpatizante” pude arribar a una conclusión lógica y la misma es que el “hincha” es aquel que contribuye a la “identidad” de un club; la manera de forjar esa “identidad” es interactuando con nuestros pares, con los jugadores y con la institución misma.
No es posible “interactuar” y por lo tanto forjar esa “identidad” si nos somos participes de la vida misma de nuestro Club, la forma más directa de participar es siendo “socio”, ya que nos otorga el derecho de tomar decisiones dentro del Club, también lo hacemos concurriendo a las canchas y formando parte del “espectáculo deportivo”.
En la “realidad” económica que vive nuestro país seria “injusto” decir que un “hincha” no puede ser considerado como tal, por no ser “socio” o por no concurrir al estadio, pero también todos somos consientes que hay otras formas de apoyar y ayudar al club de sus amores.
Hay muchos “simpatizantes” que se sienten “hinchas” pero no aportan para crear esa “identidad” que hace “única” a la institución, es muy “cómodo” sentarse frente al televisor y ver el partido sin sufrir las inclemencias del tiempo, reclamar contrataciones y ver la fiesta de la “hinchada” sin aportar nada para ello.
Yendo a la disputa en cuestión del programa televisivo puedo llegar a la clara conclusión que los “hinchas” tricolores superan ampliamente a su tradicional adversario, se puede apreciar claramente al ver que Nacional supera los 29.000 socios, los “hinchas” son participes del crecimiento constante de la Institución, desde hace varios años con las jornadas del “mayo tricolor”, cada vez y en cada momento que son llamados responde con gran adhesión, los de Montevideo, el interior y el exterior del país.
Es imposible no dejar de analizar lo que pasa con Peñarol, una institución con tantos logros y que sin duda alguna tiene muchos simpatizantes no supera los 10.000 socios, pocos años después de lograr un “quinquenio” sus “hinchas” insultan a jugadores, cuerpo técnico, dirigentes, dejan bombos y ponen al revés sus banderas. Actitudes así llevan a pensar que son personas “resultadistas” y que más que amor por su club es “ego” propio que los lleva a no soportar con idalgia la derrota.
Si de “identidad” hablamos mientras los “hinchas” tricolores construyen una “identidad Cultura Nacional”, los “hinchas” carboneros construyeron una “identidad de violencia” que llevo a su propia institución a perder puntos y quedar fuera de copas internacionales.
Hoy todos hablan de un Peñarol que lleva 40.000 personas al estadio, para lograr eso la institución instauro el 2 x 1 y viene ganando seis partidos consecutivos, ¿no prueba esto que es una hinchada resultadista?, llama la atención que se permita “regalar” entradas luego que se tomara como medida contra la violencia no utilizar más esa práctica.
Algunos dirán que los hinchas van y vienen según los resultados, también argumentaran que las gestiones de las directivas son fundamentales para lograr la adhesión, todo esto es verdad, pero es una verdad a medias porque una directiva sin apoyo de los “hinchas” está destinada al fracaso, una institución sin socios es como un banco sin dinero.
Al regresar luego de cada derrota mi familia me pregunta si estoy triste, es extraño para ellos ver que ya estoy repuesto, seria mentiroso decirles que la derrota no me causo dolor; pero más difícil es que entiendan la inyección de esperanza y alegría al ver cantar y saltar a mi hinchada, “un aliento de vida” que viene de la tribuna repone mis fuerzas y me llena de alegría; ese fue el sentimiento del 1 – 4 frente a River, el mismo del 0 – 2 frente a Peñarol en el 2008 o el 0 -3 con Progreso descendido en la última fecha del mismo año, así podría relatar muchas derrotas, imaginen lo que siento cuando son triunfos.
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