
SILVIA PÉREZ
Le hubiera gustado hacer un gol para mostrar la camiseta que tenía debajo y que rezaba: "Gracias por todo viejo, fuerza". Igual, pudo hacerlo al final.
-¿Cuántos clásicos lleva ganados?
-Si no me equivoco, son seis y un empate. Tengo buena racha en materia de clásicos.
-Esta vez fue el asistente de Biscayzacú.
-Ya había pasado el otro día. No importa quien haga los goles siempre que Nacional gane, y más en un clásico. Soy muy autocrítico y sé que hice un buen partido, además las asistencias también cuentan. Obvio, que me hubiera gustado hacer un gol, pero por encima de eso está el equipo y para mí era muy importante ganar este partido.
-¿Por su padre?
-Sí, tuve una semana muy complicada y este fue el partido más difícil de mi carrera. El jueves intervinieron a mi viejo y estuvo siete horas en el quirófano. Y hoy volvieron a operarlo durante tres horas. La está luchando. Le quiero dedicar este triunfo a él, por todo lo que me ha dado en estos treinta años. Y también a dos personas más, a Óscar Magurno que en forma incondicional y silenciosa nos da una mano, a nosotros y a nuestras familias. Y también al doctor Parodi, al cirujano que operó a mi padre y se ha portado de diez. Ojalá que todo transcurra como esperamos y mi padre pueda seguir viviendo.
-Debe haber sido muy difícil estar concentrado mientras operaban a su padre.
-Fue bravo. Él entró diez menos cuarto a la sala de operaciones y salió a la una de la tarde. Estaba desesperado. Pero él me enseñó a luchar. Solo tenía que salir a jugar un partido que es mucho más fácil que lo que está viviendo él. Muchas veces la gente no sabe los problemas que tenemos, familiares, o de salud como éste. Y no tiene por qué saberlo, pero es bravo. Traté de abstraerme, pero no fue fácil.
-Volviendo al partido, fueron superiores en muchos momentos, sobre todo en el segundo tiempo.
-Sabíamos que teníamos que tener tranquilidad porque del medio hacia arriba teníamos con qué lastimar a Peñarol. Juego por afuera, por adentro, sólo teníamos que ser pacientes. Había que hacer lo más fácil: darle la pelota a un blanco.
-¿Qué pasó con Darío Rodríguez y con Alcoba?
-Nada del otro mundo, fue un partido clásico, de hombres con roces y pierna fuerte.
-¿Qué sensación dejó el fuerte operativo policial?
-Lamentable, pero no queda más remedio que hacerlo.
-¿Hubiera traído a sus hijos?
-No, y no vinieron.
Ovación digital







0 comentarios