Vienen de alegría en alegría en lo que va de 2009
DIEGO PÉREZ
Están "pipones" y con peligro de empacho. La hinchada de Nacional está viviendo un gran 2009. Y por eso, ayer, cuando los jugadores ya estaban festejando en la interna del camarín, desde la cuatro tribunas del estadio Centenario se entonaba a coro el himno de los tricolores, los "bolsilludos".
Esta vez no fue el primer clásico del año, aquel que a mediados de enero ganó de atrás con goles de Sergio Blanco y de Adrián Romero tras jugar en gran parte del encuentro con un futbolista menos en la cancha.
Tampoco fue una victoria como la del jueves por la noche, lograda ya en los minutos adicionales jugando por la Copa Santander Libertadores y cuando el Parque Central era una caldera a pesar del momentáneo traspié.
Esta vez la hinchada de Nacional tuvo otro motivo para festejar en la nochecita dominguera. Tiene el Apertura en el bolsillo, un pie en la final por el Uruguayo y tranquilidad para afrontar la doble competencia en la que está inmerso. Tranquilidad que le faltó hace exactamente un año, cuando tratando de no "descuidar" ninguno de los dos flancos -torneo local y copa internacional- se quedó prematuramente con las manos vacías.
Y los hinchas felices. Por fin dieron la vuelta de la mano de "Don Pelusso" que anunciaban hace ya muchos meses cuando pintaba para campeón del Apertura 2008, torneo que terminó perdiendo y por lejos. Es cierto que entre aquella frustración -y otras peores como los dos clásicos perdidos por demolición- hubo un festejo, el de la Liguilla. Pero esto es distinto. Este Apertura tiene otro sabor y llega en un momento dulce, empalagoso.
"Gracias Peñarol por dejarte perder y darnos la posibilidad de jugar esta final" fue uno de los primeros mensajes de texto que comenzó a recorrer Uruguay, apenas se escuchó el pitazo final de Jorge Larrionda.
El grito que había quedado atragantado ocho días antes, cuando ya se preparaba la vuelta olímpica, se escuchó con fuerza anoche desde La Blanqueada. La pantalla gigante ubicada sobre la tribuna Colombes, esa que hace nueve días dejó mudo a más de un tricolor viendo en vivo como Diego Ifrán decretaba la victoria de Danubio ante Peñarol y dejaba sin festejo a Nacional, mostró ayer una vuelta olímpica más ordenada que de costumbre.
En verdad eso también es noticia. Hace mucho que una vuelta olímpica -que el plantel campeón dio en sentido contrario al habitual- no podía ser disfrutada como se debe. Pero ayer sí. Porque a Nacional le está saliendo todo bien. Ha tenido un gran comienzo de año. En los primeros 46 días de 2009 sus hinchas han tenido la retribución que esperaban por algunas amarguras de 2008. Y, por eso, ahora todo se disfruta el doble.
Ovación digital
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