O time do coração
Quando fiz o primeiro post neste blog, escrevi que falaria mais tarde sobre o time do coração. Como faz tempo que não posto nada aqui e tive uma grande alegria neste sentido, creio que chegou a hora.
Existem jornalistas que não gostam de falar o time do coração, por mais que as pessoas saibam. Fervem de amor por um time, e fazem de tudo para esconder.
Esta é uma questão delicada. Por um lado, se as pessoas sabem que você torce por um time e você o elogia, este elogio será minimizado. Dirão que ele ocorreu somente pela relação do jornalista com o time. Por outro lado, se você critica o seu time, podem acontecer duas coisas: a crítica ter um peso dobrado ("olha, até ele que é torcedor reconhece!") ou simplesmente ser interpretada como uma reação de raiva ("ele só escreveu isso porque está furioso com o time").
O que acontece é que muitos jornalistas não conseguem separar o profissional e o torcedor. Escrevem ou falam como torcedores. Os jornalistas da área obviamente gostam de futebol. Eles são seres humanos e também têm seu time do coração.
A postura profissional é encarar isto como a coisa mais natural do mundo. Não esconder o time como um segredo guardado a sete chaves, nem perder a cabeça por ele, e ter senso crítico na hora de comentar. Neste sentido, é melhor contar com o corinthiano Juca Kfouri, com o palmeirense Paulo Cesar Coelho ou com o americano José Trajano (nem sempre concordo com eles, mas são profissionais que eu respeito demais) do que com um Noronha da vida, cujo time não sei, mas que é muito divertido vê-lo zangado numa transmissão em que qualquer time carioca está perdendo.
Feitas estas considerações, meu time é o Nacional de Montevidéu. Não é mentira, não estou escondendo o jogo (e não sou uruguaio, antes que me perguntem). Minha alegria foi ter publicado ontem no site www.decano.com minha história de torcedor deste time. O texto pode ser lido em www.decano.com/Pages/breves_9327.asp.
Como a vida toda eu assisti jogo de time que não é meu, aprendi a apreciar os dois lados, ver o que os dois times fazem de bom e de ruim. Aplaudir quando merece, criticar quando é preciso. Observar de forma objetiva. Espero que o leitor possa dizer o mesmo a cada texto lido (exceto, obviamente, a minha história como torcedor, que é um texto completamente "partidário" do meu time).
Por: Manoel Castanho.
Blog do Comentarista
La pasión desde lejos...
A los diez años de edad conocí a Nacional. Fue a través de un número de la revista Placar cuyo tema era 'los mayores clubes del planeta'. Datos, historia, ídolos y títulos de 31 clubes del mundo (y 13 de Brasil, por ser una revista brasileña). El que me interesó fue Nacional, uno de los últimos de la revista. Y decidí en aquel momento (mitad de 1991) que este sería mi equipo. Antes tenía alguna simpatía por Vasco (y no era Ostolaza precisamente), pero era pequeño. Nacional fue una decisión.
Lejos de Uruguay, casi no había manera de enterarme sobre su realidad. A veces encontraba resultados de la Libertadores en los diarios. Solamente cuando llegó el Libro del Año 1992, de la Enciclopedia Británica, pude saber que Nacional fue campeón uruguayo en aquel año.
En una noche normal de 1993 encendí la televisión para ver fútbol. La primera cosa que escuché fue un grito de gol de Nacional (al contrario de Uruguay, en Brasil los relatores gritan los goles de equipos extranjeros, aunque sin la misma fuerza). ¡Yo no sabía que hacer! Corrí por todo el ambiente en lo que estaba, gritando gol. Aquella noche vencimos a Cruzeiro por 1-2, con goles de Vidal Gonzalez y Severo, descontando transitoriamente para los brasileños el joven Ronaldo, todavía sin cumplir 17 años.
Algunas pocas veces, cuando Nacional jugaba contra equipos brasileños, podría ver por televisión. Recuerdo, por desgracia, algunos momentos malos: un partido contra Flamengo en 1995 (en lo que su portero, Clemer, recibió dos amarillas y no fue expulsado), otro contra Palmeiras en 1998 (perdimos 3-1). En este periodo aprendí a soportar las cargadas. La gente no creía que un brasileño era capaz de ser hincha de un cuadro uruguayo.
También fue en 1998 que comencé a aprender español y esto me abrió algunas puertas. En 1999 encontré un e-group en internet, pero tenía muy poco movimiento. Sin embargo, me permitió conocer algunos amigos bolsilludos. De ellos destaco Gabriel Mancini (con quien tengo contacto hasta hoy), Ricardo Varela (me envió una vez el semanario Tricolores) y Andrés Saavedra (me envió una camiseta de Nacional a cambio de una de São Paulo).
Aquel año también conocí el sitio web futbol.com.uy. Semanalmente yo seguía los resultados. Esto mejoró cuando conocí otra web, elsitio.com.uy, en la que pude seguir las finales del campeonato uruguayo con transmisión de texto actualizada a cada 3 minutos. Para uno cualquiera puede sonar aburrido, pero lo viví con pasión.
Así empecé a seguir el Apertura 2000. En la sexta fecha, conseguí conectarme con la radio Sarandí Sports (hoy Sport 890). Jugaba Nacional contra Huracán Buceo. Ganaba Nacional 2-1 y yo estaba tan perdido que cuando vino el tercer gol, no sabía para qué equipo era. Y escuchando los relatos de 'la voz del gol' Alberto Sonsol, festejé aquel título conquistado en un 11 de junio, dos fechas antes, en la cara del rival de siempre (1-0, gol del Chengue). Al final del año salimos campeones uruguayos. Y los partidos que vi por TV fueron un par de derrotas contra Atlético Paranaense, además de una victoria y un empate contra Corinthians. Pero quedé tristemente impactado cuando el empate con Boca nos eliminó de la Copa Mercosur. [1]
El año siguiente, confieso que estaba medio desilusionado. Nacional había sido campeón uruguayo con dos goles de penal del Manteca Martínez. Pero la noche de 17 de febrero es inolvidable: empezamos con goleada contra Deportivo Maldonado y el personaje que me devolvió la ilusión de hincha fue Vicente Sanchez, quien ingresó en el complemento y sufrió un penal. 'Que le corren de atrás, que le corren de atrás, penaaaaaaaaaaaaaaaaaal', escuché de Sonsol. Se tornó mi ídolo. 'Lástima que no va a durar mucho', pensé. Y así fue. En la mitad del año se fue (mi sueño de periodista y de hincha es entrevistarle un día). Pero vino Abreu y me trajo la mismísima ilusión, además de traer junto el bicampeonato. Pude ver los goles en el noticiero SportsCenter, lo que ya me daba mayor alegría.
Las preguntas de la gente seguían siendo las mismas. No comprendían como un brasileño era hincha de Nacional. Preguntaban cómo yo tenía noticias de Nacional, y yo les contaba, hasta que comprendieran que yo era un hincha en serio. Bajé de internet todo el CD de centenario de Nacional y me defendí de algunas cargadas regalando copias del disco a los que más me tomaban el pelo. Y a veces yo escribía poesías a Nacional.
En 2003, yo tenía unos compañeros con quienes hablaba en la radio cada lunes. A veces transmitíamos fútbol. Las cargadas seguían, pero me tuviero que respetar cuando apenas por penales el campeón de Brasil (Santos) pudo eliminar a Nacional. Un empate por 4 goles en Montevideo y un empate por 2 en Santos, con derecho a un gol de chilena de Eguren! Pero fallamos en los penales, apenas Munúa convertió el suyo.
En 2005 fui a Rivera. Allí me compré lo que pude de Nacional: bandera, copa, banderín, llavero, papelitos, sombrero, me compré hasta una térmica! Ya tenía la camiseta. Mi segunda visita a Rivera, el año siguiente, me trajo un nuevo amor uruguayo: los alfajores! Y dejé un saludo, con el dedo central apuntado al cielo, cuando pasé ante un 'Club Atlético Peñarol'.
En 2006, pude ver todos los partidos de Nacional por la Libertadores por cable. Ahora mis canales transmitían todos los partidos y pude ver más seguidamente el Bolso. Aunque a veces tenía que soportar cada inepto comentando... 'Ahí está el Parque Central, en donde Nacional es muy fuerte cuando juega por Libertadores' (y habíamos perdido los tres partidos en 2005); 'Este es (Rodrigo) Vasquez, el hombre de confianza del entrenador' (y él había quedado ausente dos partidos por pelearse con Lasarte). Pero la peor de todas fue interromper la transmisión del partido contra Tigres, por la Libertadores, ¡para empezar un amistoso de Flamengo contra nuestro rival! Tuve que escuchar por la radio Oriental los últimos minutos.
Una curiosidad fue el partido final de la fase de grupos. Nacional jugaba con Tigres en México; Inter recibía a U.A. Maracaibo. La TV transmitió al partido de Inter, pero le quité el audio y me conecté con la radio. Empatamos, nos clasificamos... para jugar otra vez con Inter.
Desde que me casé ya no tengo TV por cable. Sigo apenas escuchando por internet, enterándome de las noticias en decano.com y otros sitios, apoyando al Bolso de la manera que puedo. Desde lejos, busco ayudar a Nacional. Tengo pendiente un viaje a Montevideo - ya lo prometí a mi esposa - y ver allí un partido de Nacional (y si es en el Parque, mejor). Y cuando esté finalizada mi casa (que la estoy construyendo), querré guardar un dinero para tornarme socio del glorioso Club Nacional de Fútbol.
'Hoy celebraré con ganas
Que juega mi tricolor;
Estoy en tierras lejanas
Pero tengo el mismo amor'.
Manoel Castanho
(Periodista)
[1] Supe unos años después que el árbitro (el brasileño Edilson Pereira de Carvalho) había sido presionado por directivos arbitrales brasileños para favorecer a Nacional. Enojado y sin aceptar la presión, él dejó de marcar un penal clarísimo sobre la hora, que hubiera significado la victoria y la clasificación.
Fuente: decano.com , 16/10/08







0 comentarios