La dependencia en el fútbol uruguayo
Ignacio Borad
La dependencia en cualquier orden de la vida no es buena, nunca lo ha sido. Es que suprime uno de los derechos por el que a lo largo de la historia muchos humanos han luchado, la libertad, la posibilidad de ser autónomos, de elegir sin mandamientos externos y obligatorios.
La mayoría de los clubes del fútbol profesional uruguayo, son dependientes de grupos empresariales con gran poder adquisitivo, que dominan el mercado de pases e incluso conducen directamente a las Instituciones para satisfacer intereses propios. El ejemplo más notorio de la puesta en práctica de esta actividad es el del Grupo comandado por Francisco “Paco” Casal, un pionero, un innovador en la materia.
Los empresarios o representantes de futbolistas logran captar a valores jóvenes con enorme proyección a futuro y presionar efectivamente a los clubes, para que éstos los vendan a un precio muy bajo comparado con el de la reventa.
Además los diferentes equipos, para sanear sus deudas económicas, aceptan prestaciones en dinero de los grupos empresariales, que en muchos casos son devueltos con favores, ya sea negociando exclusivamente con el grupo, por más que haya ofrecimientos mejores, o aceptando en el plantel, o peor aún, en el cuadro titular a jugadores y/o técnicos “amigos” del grupo.
La autonomía ya no existe. Si viene un profesional del “tío Paco” hay que incluirlo, por encima de que su rendimiento sea bajo, el tema es darle “vidriera” para poder venderlo, no interesa si queda en el banco de suplentes o fuera del plantel un jugador “del pago” con buenas condiciones.
Indudablemente esto no es responsabilidad de los empresarios, ellos son negociantes y por ende tiene que hacer buenos negocios, sino la actividad no sería rentable.
Desde principio de los 90 los dirigentes han mirado la situación con pasividad y complicidad, y sin generar alguna alternativa que enfrente la coyuntura. Defensor y Danubio, son quizás, las Instituciones con más ingenio y espíritu moderno en ese sentido. Concretan negocios con los contratistas pero “no se casan con ellos”, si tienen que vender un profesional sin intermediarios, lo hacen, y además dan lucha a un fenómeno relativamente actual, que es la venta constante y los desmembramientos de los planteles en cuestión de meses. Décadas atrás los equipos se mantenían de una temporada a otra sin ser “tocados”, es por eso que muchas veces escuchamos a los más veteranos recordando 11 futbolistas que se desempeñaron hace 40 años, sin embargo tanto los “Violetas” como los de la “Franja” fortalecen la formación de muchachos que en un futuro cercano llegarán al primer plantel, esto produce un renovación duradera y constante, beneficiando el aspecto económico y deportivo.
Claro está, Tacuarembó Fútbol Club no escapa a lo predicho. No dudo de la buena voluntad de los dirigentes y de sus ganas de que la Roja y Blanca “brille alto”, pero debo ser critico con la gestión de éstos. Han venido jugadores que no están en el nivel adecuado, es más, están en igualdad de condiciones con los muchachos “de acá”, con la diferencia de que ganan suelos tres veces superiores. Se llegó al límite de traer incorporaciones para que estén en el banco de suplentes porque no estaban bien, ni física ni futbolísticamente, pregunto: ¿Puede Tacuarembó, siendo uno de los equipos con menor presupuesto del Fútbol uruguayo, darse este “lujo”?. La cuestión es que, sin otra salida, tomamos dinero procedente del Grupo Casal para crear las categorías formativas que la Asociación Uruguaya de Fútbol estaba exigiendo, y ahora hay que “aguantar la atacada”
La justificación de los dirigentes, que reitero un vez más tienen buenas intenciones, es “acatamos o desparecemos”, entonces hay que seguir atados, “no intentemos romper las cadenas porque nos matan”, esta es una manera conformista y estoica de continuar, pero continuar como la obra de Florencio Sánchez “Barranca Abajo”.
Evidentemente una sola Institución no puede afrontar el poderoso imperio, pero todas unidas seguramente podrán imponer condiciones, negociar, dialogar, conseguir cosas. La esperanza dicen por ahí que es lo último que se pierde, esperemos que los dirigentes dejen de tirar para sus diferentes “chacritas” y forjen una unidad consolidada que retome de a poco los andariveles gloriosos del fútbol uruguayo.
NOTA: EL AVISADOR ON LINE
A esta nota le falta decir que el club que actúa, lucha y trabaja con más “Independencia” del poder económico del fútbol es el Club Nacional de Football; es preocupante como las instituciones se entregan al poder para poder mantenerse, sabiendo que a los empresarios les sirven que sean “pobres”. Claramente la sequia de títulos a nivel internacional es producto de las pésimas administraciones y de los manejos “mafiosos” del poder económico.
NINO







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