El fútbol es un deporte muy complejo y son tantos los factores que influyen en él, que lo hace por momentos impredecible; un partido, un campeonato puede parecer inalcanzable y de pronto fácil de conquistar; un equipo puede ser favorito y perder por goleada.

Si miramos hacia atrás encontraremos alegrías, hazañas, triunfos, festejos, tristezas, amarguras, derrotas, etc. Así será siempre, porque el fracaso nos obliga a mejorar y la derrota hace más sabroso el triunfo; porque el fútbol es parte de la vida y en la vida no todo es alegría.

Los “hinchas” somos por excelencia “exitistas” y cuando triunfamos el mundo aparece a nuestros pies, pero en la derrota todo el peso del mundo está en nuestros hombros; disfrutamos de la desgracia de nuestros rivales pero no soportamos sus festejos.

En el partido frente a Liverpool un señor a mis espaldas hacia surcos en el cemento del Centenario, en su ir y venir espetaba continuos insultos al árbitro, exaltado le gritaba al “morro” por cada pelota que tocaba, así fue durante todo el partido; esta actitud me llevo a preguntarme ¿realmente disfruta del fútbol?.

En los últimos años a los “hinchas” tricolores nos ha tocado vivir más triunfos y alegrías que derrotas y tristezas, con tanta felicidad en nuestra cuenta es difícil entender como algunos “hinchas” no pueden soportar algunos fracasos, en mi retina permanece todavía vivos los triunfos por Libertadores, el gol del “Morro” al Palmeiras, las finales con Defensor, los clásicos ganados, los demoledores cierres de “OJ”, lo que meten el “Tito”, Lembo y Coates; difícil olvidar el Apertura del año pasado, en el que Acevedo con este plantel solo perdió seis puntos.

Veo que algunos “hinchas” ante el primer traspié levantan su voz para criticar a quienes hace un poco más de dos meses aplaudían con fervor, por suerte en las tribunas de estos hinchas hay muy pocos, el viernes por la noche sufrí con la derrota pero contradictoriamente me fui con la alegría de saltar y alentar bajo la lluvia y culminar aplaudiendo y apoyando a ese grupo de jugadores que hace dos meses bailaron al tradicional rival.

En tiendas contrarias sin ganar ningún campeonato en los últimos siete años, perdiendo los últimos clásicos, con la promesa de un “futuro estadio”, el solo ganar cinco partidos seguidos es motivo de fiesta; seguramente tantos fracasos hacen que la mínima alegría se potencie.

Entonces vale la pena reflexionar, nosotros ganamos los últimos clásicos, ganamos el Apertura y estamos en la final del Uruguayo, somos los últimos campeones, jugamos la Libertadores… ¿Cuál es el motivo para estar triste?; será que tantas victorias… potencian y coinvierten en fracaso pequeñas derrotas.

Es verdad que el equipo no juega bien, que algunos jugadores no están en buen momento; pero debemos apoyar y confiar porque son los mismos que demostraron ser los mejores, que tienen clase y que son ganadores.
Por todo esto y por ser hinchas de Nacional… vivamos el fútbol con alegría.